Derechos humanos y control de drogas

Domingo, 16 de marzo, 2008

Una de las cuestiones más discutidas en la Comisión de Estupefacientes (CND) 2008 fue una resolución titulada “Integración adecuada del sistema de las Naciones Unidas para los derechos humanos con la política de fiscalización internacional de drogas”. La resolución fue presentada por Uruguay con el copatrocinio de Bolivia, Argentina y Suiza. La resolución, la primera de este tipo en la CND, reconoce el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (un acontecimiento que se celebrará en todo el sistema de las Naciones Unidas a lo largo de) y reafirma "que la fiscalización internacional de drogas debe llevarse a cabo de conformidad con la normativa internacional de derechos humanos".

Muchos participantes subrayaron que las políticas de control de drogas debían estar en consonancia con los derechos humanos. En ese sentido, aludieron a la cuestión de la pena de muerte, utilizada por algunos países contra los autores de delitos de drogas. Sin embargo, se encontraron con una feroz oposición. “La discusión de cuestiones políticas como los derechos humanos no es algo adecuado en la CND”, afirmó el delegado chino. Junto con China, también otros países se mostraron contrarios a estudiar siquiera la resolución: Pakistán, Japón, Nigeria, Irán y Tailandia. La delegación de los Países Bajos apuntó que la cuestión de los derechos humanos era “lo bastante importante como para que el director ejecutivo, Costa, haya aludido a ella en su discurso inaugural, por lo que no veo el motivo por el que no deberíamos discutirla aquí”.

Cuba se aseguró de que se eliminara del borrador una declaración específica contra la pena de muerte por los delitos relacionados con drogas antes incluso de que éste llegara al debate. Tailandia expresó su preocupación de que la discusión sobre derechos humanos fuera labor de la ONU en Ginebra (donde se encuentran los organismos de derechos humanos) y no en Viena (donde se reúne la CND). La delegación tailandesa manifestó que “si introducimos la cuestión de los derechos humanos en la CND, se interrumpirá la tradición de toma de decisiones por consenso de la Comisión”. Y casi fue así. El viernes por la noche se produjo un final apoteósico. Uruguay, a última hora, amenazó con romper el espíritu de consenso y convocar una votación. Después, alrededor de las 21:00 (la reunión de la CND debía haber terminado a las 18:00), China ofreció un arreglo de compromiso que fue aceptado.

Finalmente, el título se cambió a: “Fortalecimiento de la cooperación entre la ONUDD y otros organismos de la ONU, incluidos los de derechos humanos, en consonancia con el Artículo 2 de la Declaración Política de la UNGASS de 1998”. El párrafo operativo, la esencia de la resolución, cambió a: “Pide, en apoyo a esta resolución, que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, dentro de su mandato, siga colaborando estrechamente con los órganos competentes de las Naciones Unidas, incluidos los de derechos humanos”.

El resultado es, por tanto, una resolución aguada. Sin embargo, era la primera vez que las tensiones entre el control de drogas y los derechos humanos aparecían en la agenda de la CND. Esto marca un precedente importante, y se debería repetir en la próxima sesión de la CND, a pesar de la resistencia y las dificultades encontradas. En la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos también se debería introducir una resolución de este tipo.

Para más información sobre los debates, véase, en inglés: “Discussion of political issues such as human rights are inappropriate at CND” – China leads charge against human rights resolution, blog de International Harm Reduction Association (IHRA).

Véase también: The Death Penalty for Drug Offences: A Violation of International Human Rights Law, Rick Lines, Informe de HR2, diciembre de 2007