WOLA: Ecuador tiene una de las peores leyes de drogas
La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos y TNI señalaron que en el país hay sentencias desproporcionadas a los delitos de drogas
Miércoles, 2 de marzo, 2011
“En Ecuador, una madre soltera, analfabeta, que transporta unos gramos de droga para mantener a sus hijos puede acabar más años en la cárcel que un asesino”, dijo hoy Coletta Youngers, asesora principal al programa de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), al presentar en Quito los resultados del estudio resultados de Sistemas sobrecargados: Leyes de drogas y cárceles en América Latina.
“Esto es una injusticia, pero también es inefectivo: los hijos quedan en  la calle posiblemente delinquiendo y ella con antecedentes penales que  le impide después tener empleo, lo que fomenta la reincidencia. Mientras  tanto, por estarla persiguiendo a ella, los policías dejaron de  perseguir a los sicarios que matan a sangre fría”, agregó Coletta  Youngers, quien asiste al foro “Políticas de drogas y seguridad  ciudadana: enfrentando el reto en Ecuador”, que se realiza en el  Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). 
 
 El estudio dirigido por el Transnational Institute (TNI) y WOLA nota que  Ecuador tiene una de las peores leyes de drogas porque no distingue  entre los diferentes niveles de involucramiento en el tráfico y tiene  sentencias desproporcionadas a los delitos cometidos. La ley es tan  incongruente –según WOLA en un comunicado- que una persona que porta  unos pocos gramos de marihuana puede acabar cumpliendo una sentencia  igual que una persona acusada de transportar kilos de cocaína. 
 
 Además –se señala-, potencialmente, un ofensor de drogas menor puede  recibir una pena de 25 años, mayor a cualquier otro delito bajo la ley  ecuatoriana (la sentencia máxima por homicidio es de 16 años). Además en  la práctica, las policías, los tribunales y las cárceles están  principalmente ocupados con los ofensores menores de drogas,  comprometiendo los recursos necesarios para llevar a cabo la batalla más  difícil, que es la persecución de los sicarios y líderes del tráfico. 
 
 El texto es un estudio comparativo de ocho países latinoamericanos y  encuentra que aquellos que están encarcelados por delitos de drogas  tienden a ser individuos portando pequeñas cantidades de droga, en  muchos casos consumidores, transportistas menores o vendedores  callejeros no violentos, en vez de los sicarios o líderes del  narcotráfico que están detrás de la violencia que aqueja a las  sociedades.
 
 “En el continente, la estrategia de seguridad ha sido hacer uso de una  fuerza indiscriminada, y no de políticas estratégicas e integrales”,  dijo Geoff Thale, director de programas de WOLA. “Por lo general, los  gobiernos prefieren las políticas de ‘mano dura’ porque son populares,  sin embargo éstas vienen con un alto costo político, pues eventualmente  la ciudadanía se da cuenta de que no funcionan y culpan a los  funcionarios del fracaso y falta de seguridad”.
 
 Thale también participa en el foro que se realiza en Quito junto a otros  expertos internacionales como Pien Metaal, investigadora del Instituto  Transnacional (TNI); Ricardo Soberón, director del Centro de  Investigación Drogas y Derechos Humanos (Ciddh); Rodrigo Uprimny,  director del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad  (DeJusticia); Diego Giacoman, Sandra Edwards, entre otros.
 
 En el comunicado de WOLA se precisa que el tema de la seguridad  ciudadana es de suma preocupación para América Latina.  “Muchos  gobiernos han optado por responder a esta preocupación con políticas de  ‘mano dura’ y han fracasado en reducir el crimen. Por ejemplo, El  Salvador implementó políticas de mano dura por siete años (del 2003 al  2009) y la tasa de homicidio creció constantemente de aproximadamente 42  a 72 por cada 100 000 habitantes. Hace un año aproximadamente, El  Salvador empezó a optar por políticas más integrales, y ya comenzó a  notar resultados, la tasa de homicidio bajó aproximadamente de 74 a 66  por cada 100 000 habitantes”. 
 
 “El modelo de El Salvador muestra que lo que funciona es enfocarse en 4  puntos  clave: prevención del delito, mejoramientos en prácticas  policiales como la capacidad de investigación, reformas a los sistemas  carcelarios para mejorar la rehabilitación y mecanismos para atacar la  corrupción en las instituciones”, señaló WOLA en el comunicado. 
 
 “La reforma a la ley de drogas en Ecuador, tal como se venía  proponiendo, podría ayudar a combatir más efectivamente la inseguridad  en Ecuador, al hacer que los sistemas de justicia enfoquen sus recursos  en las verdaderas amenazas: los sicarios, lavadores de dinero y los  criminales que está detrás de la violencia”, dijo Pien Metaal,  coordinadora del proyecto sobre reformas a las leyes de drogas del TNI.


 
						


