Los programas de desarrollo alternativo, dirigidos a fomentar entre los campesinos la sustitución de sus cultivos de uso ilícito, juegan un papel importante en las estrategias de fiscalización de drogas de la ONU. El historial de éxitos es, sin embargo, muy cuestionable. Las décadas de esfuerzos para reducir la oferta mundial de las drogas mediante la combinación de medios represivos con medios de desarrollo, produjeron un desplazamiento de la producción de un país a otro, y no han tenido un efecto a nivel global. El TNI aboga por la desvinculación del desarrollo alternativo de la erradicación forzosa y de otras medidas represivas, y que se garantice a los campesinos el apoyo necesario para un futuro alternativo sostenible.