Elecciones: México en la política internacional de drogas

Establecer líneas claras de política exterior podría ayudar a los candidatos
Jorge Hernández Tinajero
Viernes, 8 de junio, 2012

Como si México fuera una isla solitaria y autónoma en el planeta, como si el país decidiera por sí mismo y en soledad sobre todos sus asuntos, y como si no existiera un escenario internacional complicado en retos y oportunidades, las campañas políticas del país han simplemente omitido definirse en cuanto al papel, para el próximo gobierno, de México en el mundo.

Tratándose del contexto internacional y regional en el que se encuentra el debate de las drogas y de la importancia estratégica que éste tiene para el país, resulta por demás significativa la ausencia de una posición clara de los respectivos candidatos a Presidencia de la República. ¿Falta de visión, decisión estratégica o prioridad cero para la próxima administración? Tal vez un poco de todas.

Extraña esta ausencia, además, porque las ofertas políticas podrían aprovechar la ocasión para ofrecer a los votantes una política más independiente, soberana y dirigida a los intereses nacionales en la materia.

Los candidatos tendrían en este campo, también, una oportunidad para diferenciarse de la política exterior del país seguida en los últimos cinco años, que se ha caracterizado por un perfil excesivamente discreto en foros internacionales, nada o casi nada crítico con los costos asimétricos y desproporcionados generados por las disposiciones internacionales, y también por desacreditar, con nula visión de Estado, cualquier opción alternativa como sistema de control para las drogas.

Por ello, establecer líneas claras de política exterior, adicionalmente, podría ayudar a los candidatos, a diferenciarse del Presidente Calderón, quien se ha obstinado en impedir cualquier cambio en su política de guerra contra las drogas, ¡incluso a pesar del intento de viraje de los propios Estados Unidos en la materia! y cuyos resultados en este campo constituyen tal vez la política más criticada del sexenio. El costo-beneficio de deslindarse de la forma en que hemos conducido las cosas podría, en este sentido, resultar mucho más rentable, electoralmente, de lo que los candidatos suponen.

En tal medida, sería deseable observar, en el próximo gobierno:

  1. Una política soberana, activa y propositiva con respecto a las instancias internacionales de debate como la ONU, la CND o la OEA.
  2. Un esfuerzo real por recuperar el liderazgo de México como un actor clave en el proceso de reforma internacional e materia de drogas, aprovechando, como herramienta de presión política, el costo que paga el país por mantener un sistema de control de drogas ineficaz y contraproducente para los intereses nacionales.
  3. La diversificación de alianzas internacionales que hagan contrapeso a los intereses hegemónicos de los Estados Unidos en la materia.
  4. Un intento genuino por aprovechar la experiencia y las buenas prácticas que en la materia otras naciones han dado resultados positivos en materia de salud y respeto a los derechos humanos.

¿Es mucho pedir? Tal vez lo sea para un candidato a la presidencia. Pero debería ser una obligación para el próximo Presidente de la República.

Jorge Hernández Tinajero es el presidente del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas (CUPIHD).

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